Y no voy a usar mi blog como recipiente vomitivo de cuanta cosa desafortunada le está ocurriendo a mi país (que ojo, me duele tanto a mí que me fui, como a los que se quedan... sin ánimos de entrar en discusión). Mas bien quería tomarme unos minutos para dejar las quejas a un lado y AGRADECERLE a mi Venezuela por todo lo que me ha dado.
Y el cuatro en el corazón... |
-Por tus paisajes y por ese Ávila que llevo tatuado entre ceja y ceja adonde quiera que voy. Ávila que por cierto solía darme los buenos días todos los días al despertarme.
-Por las arepas de Rita, las empanadas de cazón (y de pabellón), y por las hallacas de mi abuelo, que luego trascendieron a las hallacas de la familia Vera Balbás.
-Por una infancia riquísima, que dada la época me permitió pasear por las calles, tocar la puerta del vecino para salir a jugar, hacer millones de pijamadas e inventar historias de lo que algún día sería mi vida soñada.
-Por mi mamá, quien ha luchado siempre por mi bienestar y mi futuro. Quien aunque tuvo que irse también en búsqueda de una mejor vida, no deja de decirme que todo estará bien.
-Por mi papá, que aunque no vivió conmigo NUNCA estuvo ausente. Mi vela y mi modelo. Quizás uno de los que más esperanza en tu progreso ha tenido.
-Por mis hermanos, quienes lamentablemente no conocieron lo que era vivirte diferente, quienes espero puedan regresar algún día para verte renovada y querida.
-Por mi esposo, mi maracuchito. Quien llegó a mí hace 10 años aún viviendo a kilómetros de distancia y con quien espero algún día poder regresar a ti.
-Por mis amigos, mi familia escogida, mi roca. Quienes diariamente me recuerdan quien fui y quien soy. Quienes vivieron mis risas, mis llantos, mis caídas y mis vuelos.
-Por mi bebé, Rex. Quien vivió 13 años respirando tu aire y conociendo a tu gente. Gracias por darle vida para que pueda seguir acompañándome hasta que Dios lo permita.
-Por los buenos días, buenas tardes, por favor y gracias de tu hijos en cada ascensor, puerta y esquina.
-Por esa sonrisa de quienes se levantan bien tempranito a echarle pichón a la vida.
-Por mi piel morena y mis rasgos castaños, que me delatan con orgullo a donde quiera que voy.
-Por mi acento, que jamás me ha avergonzado.
-Por tu música, tu arte y tus costumbres. Por ese merenguito sabroso que hace que mis pies se muevan solos.
-Por tu cultura, que es tuya y que es mía, y que no me la quite nadie. Sin importar mi código postal.
-Por mi tumbao'.
-Por tu sazón.
-Por mi casita en el pueblito de El Hatillo, donde hice mi primer amiguito (Javi).
-Por mis hogares posteriores, en especial la quinta La Trinidad. Donde conocí a mi esposo y donde tuve las más alocadas aventuras con Estrellita.
-Por Twinky, el Nita-móvil. Porque casi nunca me dejó botada (bueeeeno, una sola vez :D) y por protegerme de las locuras de la ciudad del caos.
-Por mi colegio, ese que dicen que es para niños especiales. Por la familia y la formación que me dio. "Valle Abierto, Valle Abierto. Entre tus aulas... perdurarán!".
-Por las noches en vela (de colegio y universidad), con ese aroma particular y esos grillitos de fondo. Ah, y por el Nestea que solía darme la cafeína necesaria para seguir.
-Por la picardía, las ganas de salir adelante y de trabajar.
-Por la habilidad de adaptarme a lo que sea, donde sea. Por hacer que tus hijos estemos listos para todo, ¡para lo que venga!
-Por el chévere, el pana, el qué de pinga, el chamo, la vaina y demás...
-Por el café Fama de América y la Harina Pan.
-Por el queso guayanés, el telita, el de mano, el palmizulia (aguándoseme la boca en 5,4,3...).
-Por los cuentos de mi abuela en el almuerzo.
-Por las latas de Pirulín que mi abuelo me guardaba en la alacena.
-Por el alma llanera a las 5 AM.
-Por el vamos negro pa' la conga en las bodas.
-Por las payasitas Nifú Nifá.
-Por la Isla de Margarita y Los Roques.
-Por Canaima y La Gran Sabana.
-Por Morrocoy y sus cayos.
-Por Caracas, mi Caracas. Por su caos agridulce, por sus olores y sabores, por su gente y sus rincones.
Sé que me quedé corta... pero se me aguó el guarapo.
Te extraño Venezuela.
Te llevo conmigo SIEMPRE, con la esperanza de poder regresar a vivirte libre y recuperada.
*Nita.